martes, 26 de mayo de 2020

Fantasma #1

En una ciudad puede que nunca en la vida te cruces con mala gente, ni que llegues a los malos barrios.
En un pueblo estas rodeado. Todos conocen a todos y puedes pasar de zonas buenas a malas en un segundo.
Y si eres el jodido pizzero, le llevas comida a todos ellos...
Bien podrías montar una empresa paralela de reparto a domicilio, 'su cogollo y de regalo una pizza'.

Todo se maximiza. Los chavales con el ego subido en cada pieza de su coche, cada petardeo de su escape, cada acelerón hasta el corte, en medio de la calle...Yo solo oigo coches enfermos, constipados y tosiendo...
Veo que tienen que compensar el dinero que se han gastado.
Los encuentro parados en doble fila, sintiéndose amos de la calle.
Los oigo derrapando en el parking del polideportivo. Curiosamente también los oía desde la casa cuartel a varias calles de allí, pero era el único.
Creo que lo saben, los picoletos y los locales pasan antes o después pero no durante la entrega o el exceso de ego...
Tienen un curro fijo, estable, sueldo aceptable, posibilidad de casa los primeros y cerrando la valla los segundos, porque no hay urgencias de noche.
No tienen turnos, no hay manera de que respondan a emergencias nocturnas. Y siempre vienen de fuera cuando las hay.
Están enquistados en el poder del pueblo, irónicamente.

Estás rodeado. Llegas al pueblo, empiezas a moverte, conocer gente, eres legal, ves el movimiento de dinero, sospechas, ves los coches caros, los trabajos básicos, los fajos de billetes, la falta de aseo, algo no cuadra...
Cuando te das cuenta, estás rodeado. Tus amigos tan normales ellos, también la mueven, viviendo de esos consumidores de eso que no hace daño a nadie. Ayudan a mantener ese secreto que todos conocen y no dicen.
Que se esconde en cada cliente que se deja ese olor tan característico en el portal, o se sospecha en los bandazos que da al volante, en los faros que trae tu amigo y padre de dos criaturas, en el bmw de 100.000km que compra para aparentar pero que no podría costear con ese curro de mierda.

Te rodean y piensas: -¿Compensa decirlo? Tus voces clamando justicia se apagan, junto a aquellas que decían que la dejadez policial solo pasaba en pelis y países latinos.
Aparece la idea de que no son tan malas las drogas, mientras no ataquen a tus familiares y amigos.
Y por último, un escalofrío baja por tu espalda imaginando si esos nuevos amigos del pueblo, tan majos y especiales, no podrían darte una paliza o matarte, solo por comentar estas cosas que, en el fondo no existen y son invenciones mías.
Sostiage 26/05/2020