sábado, 1 de enero de 2011

De Colores

Miles de luciérnagas flotando, a cámara lenta, entre troncos y ramas de árboles. En esta zona del planeta, las luciérnagas consiguen crear todas las tonalidades del arco iris. De día, apenas se ven dos o tres, pues se esconden detrás de las hojas. Descansan. Esperan el anochecer. Los gorriones de alas plateadas chillan alocados, excitados, buscando un sitio para contemplar el maravilloso espectáculo. Los forasteros que atraviesan las sendas en busca de lugares de cuento creen que el cielo se ilumina a su paso. Que les están esperando. Pero, solo las curiosas criaturas del lugar saben que las luciérnagas no hacen caso a nadie. Ni entre ellas mismas existe gesto de competitividad. Se iluminan para la noche. Para sentirse, por un breve momento, parte del mundo de los sueños. El ritual que inician todos los días a la medianoche se describe como un baile. Una ascensión en espiral más allá de las copas de los árboles. Pero al verlas, descubres que es un estado de ánimo. Sensaciones. Felicidad.

2010. Mientras escucho 'Cosmic Love' de Florence and the machine.

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